Una joven muy hermosa; de piel clara y de ojos negros; lloraba incesablemente sentada en un banco de un parque desolado.
Segundos después; visualizó a un hombre, tan joven como ella, acercándose al lugar donde se encontraba.
· ¿Por qué lloras? – preguntó el misterioso chico
· ¿Por qué le hablas a una desconocida? – en forma de pregunta le respondió
· Una persona siempre necesita de un hombro para llorar – mencionó sentándose al lado de la bella mujer
· Es la excusa menos creíble que he escuchado
· Has dejado de llorar…eso es bueno!
La joven bajó su mirada y sonrió tímidamente.
· Mi madre ha muerto y era la única persona que me quedaba en este mundo, ahora estoy sola
· Gracias
· ¿Por qué?
· Por depositar tu confianza en una persona a la que no conoces y por…sonreír.
· ¿Siempre eres así? – dijo la agraciada joven
· No te comprendo
· No deberías preocuparte por mí. ¿Por qué me ayudas?
· Hay algo en ti que me agrada
· Jazmín
· Eh?
· Me llamo Jazmín
· Mi nombre es Max, un gusto de conocerte
· Me has hecho sentir mucho mejor, muchísimas gracias. Te debo una.
Max sonrió.
· Toma una taza de café esta noche conmigo.
Jazmín aceptó la invitación.
Solo bastó una noche para conocerse y para agradarse mutuamente.
Solo bastó una taza de café para que llegaran a enamorarse.
Autora:
Miriam Ochoa P.
Una noche...
Publicado por
Literatura y Ciencias
jueves, 5 de noviembre de 2009
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